Flavio Vargas GC, Natalia Vargas y Camilo Molina, asistieron con la expectativa de ir a almorzar. Una vez allí se encontraron con los otros 4.997 colombianos que se preveía iban a asistir.
"Aquí no cabe la gente", informó Vargas GC., a este blog. Sostuvo que si hubieran dispuesto más de las dos cuadras "tres o cuatro", de todos modos la gente no hubiera cabido. "No se puede ni caminar". A pesar de las dificultades para desplazarse, el grupo hizo la fila en "Delicias de Colombia", un puesto donde vendían empanadas, carimañolas y arepas de huevo.
Molina calificó la actividad como caótica. Mientras que Natalia se quejaba porque la gente en la fila estaba muy pegada entre sí, y "pierde uno todo su espacio personal". Todos, sin embargo, estaban de acuerdo con que valía la pena hacer el esfuerzo. "Teníamos muchas ganas de comer empanadas".
Luego de media hora, el grupo estaba por llegar a la mesa para comprar las viandas, que anunciaron, se habían acabado. "Sólo quedan chorizos con arepa". La gente decepcionada, reclamó porque les hicieron perder el tiempo en la fila, sabiendo que se iba a acabar el surtido. "¿Por qué no nos avisaron antes?" Increpó una señora a la mujer que atendía en "Delicias Colombianas".
"Tal vez estén listos en quince minutos. O en media hora", afirmó la mujer del puesto de comidas al referirse a los chorizos, todavía crudos. "Es que la electricidad está muy bajita", decía mientras revisaba la temperatura del artefacto con que cocinaba.
En los otros puestos también los platos se habían acabado. Los asistentes comentaban la desilusión de no haber podido comer y acordaron ir a otro lugar. Igualmente dicidieron Molina y los Vargas, quienes terminaron la tarde en un restaurante argentino, comiendo pizza calabresa y viendo el partido Uruguay - Paraguay, con el que finalizaba la Copa América.
"Aquí no cabe la gente", informó Vargas GC., a este blog. Sostuvo que si hubieran dispuesto más de las dos cuadras "tres o cuatro", de todos modos la gente no hubiera cabido. "No se puede ni caminar". A pesar de las dificultades para desplazarse, el grupo hizo la fila en "Delicias de Colombia", un puesto donde vendían empanadas, carimañolas y arepas de huevo.
Molina calificó la actividad como caótica. Mientras que Natalia se quejaba porque la gente en la fila estaba muy pegada entre sí, y "pierde uno todo su espacio personal". Todos, sin embargo, estaban de acuerdo con que valía la pena hacer el esfuerzo. "Teníamos muchas ganas de comer empanadas".
Luego de media hora, el grupo estaba por llegar a la mesa para comprar las viandas, que anunciaron, se habían acabado. "Sólo quedan chorizos con arepa". La gente decepcionada, reclamó porque les hicieron perder el tiempo en la fila, sabiendo que se iba a acabar el surtido. "¿Por qué no nos avisaron antes?" Increpó una señora a la mujer que atendía en "Delicias Colombianas".
"Tal vez estén listos en quince minutos. O en media hora", afirmó la mujer del puesto de comidas al referirse a los chorizos, todavía crudos. "Es que la electricidad está muy bajita", decía mientras revisaba la temperatura del artefacto con que cocinaba.
En los otros puestos también los platos se habían acabado. Los asistentes comentaban la desilusión de no haber podido comer y acordaron ir a otro lugar. Igualmente dicidieron Molina y los Vargas, quienes terminaron la tarde en un restaurante argentino, comiendo pizza calabresa y viendo el partido Uruguay - Paraguay, con el que finalizaba la Copa América.
Esto fue puro tilín, tilín y nada de paletas, ni de empanadas, ni de chorizo, ni de arepa...
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