Imagen tomada de Fotolog |
Comencé a escribir esta entrada a mano porque entre lo que perdí estaba mi computador. Fue una oportunidad para estrenarme un cuaderno de apuntes verde hospital que tenía guardado desde hace como cuatro años. El asunto es que en la oficina teníamos preparada una actividad a la que llegaron como 100 personas. Una de ellas se llevó mis cosas.
De acuerdo con el Mapa de la Inseguridad de Buenos Aires, fui víctima del delito más popular: robo (59%). La Universidad Torcuato Di Tella dice que el 32% de los hogares ha sido víctima de algún crimen en el último año. La gente me decía que tuviera cuidado cuando saliera a la calle, en el Subte, cuando doblara las esquinas, cuando lloviera, cuando escampara, cuando la temperatura superara los 5°C. Pero yo no hacía caso porque una de las cosas que se siente en Buenos Aires es la tranquilidad de caminar por ahí a cualquier hora. Así que como yo no le ponía atención al Delito en la calle, pues entró a la oficina.
Resulta que hay unos ladrones muy ilustrados. Se suscriben a las listas de organizaciones como la nuestra que hacen eventos culturales, asisten y aprovechan para llevarse alguna cosa. Estamos en una casa antigua de Boedo, arriba de la biblioteca Miguel Cané, que Borges dirigió durante años. Tenemos un patio grande con una marquesina, rodeado por libros que son nuestro tesoro y por dos oficinas. Cuando llegó la hora de la picada, alguien pidió abrir las puertas de la biblioteca y tuvimos que correr a cuidar los libros. Descuidamos las oficinas y el resto es historia. Volvimos y no quedaba nada.
Los delincuentes se las arreglaron para ponerle el lado negativo a dos cosas que son, lo siguen siendo, muy buenas en la ciudad: la tranquilidad y la oferta cultural.
A la directora de la Fundación le robaron su computador. Yo me quedé con el vacío del morral (la mochila), donde tenía un tercio de mis cosas, las de uso diario: mis gafas de ver, las gafas de sol, mis documentos, un saco para esa noche que hacía frío y un libro a medio leer que Salman Rushdie me firmó en Cartagena.
Si llegan a ver alguna de estas cosas, por favor díganles que las estoy buscando.
Uyy Fla, ¡no! que negativo.. mi más sentido pésame, yo también he sido desposeída y no es nada chévere. Le cae la madre al ratero.
ResponderEliminarQue piedra.
ResponderEliminarPobrezito...
ResponderEliminar@Tanya, @natalia, @Julliana de Melo Gracias por la solidaridad :(
ResponderEliminarlo siento, espero que recuperes al menos tu documentación y que no pierdas nuevamente tu caparazón. cuidate mucho.
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