jueves, 8 de septiembre de 2011

Besos de hombre

Brothers' Kiss, famoso grafiti de Berlín ilustra esta entrada
porque el besito argentino es muy rápido para la foto. 
Una de las cosas que más me ha costado han sido los saludos y despedidas de beso entre hombres.

El primer recuerdo que asocio con un beso entre hombres, es en el noticiero de televisión, cuando era niño y vi a dos políticos árabes que parecía se iban a matar, pero en vez de eso se dieron un besito. Muchos años después, en Cartagena iba a vivir mi involuntaria experiencia personal.

Habíamos terminado un taller en la FNPI y todos nos fuimos a celebrar en la casa de uno de mis compañeros de trabajo. Los argentinos estaban muy animados, pero se fueron antes de que terminara la fiesta porque debían viajar temprano. Uno de ellos muy contento se fue despidiendo uno a uno. Mientras estaba sentado, esperando un rato para irme también, llegó el que se despedía en emoción plena y ¡muacs! me da un beso en la mejilla. Luego dijo algo, que no capté porque estuve tratando de entender lo que había pasado.

Me fui dando cuenta de que el beso masculino es práctica común, sin ninguna relación más que el aprecio, la amistad o la cortesía. En Argentina es tan usual como en muchos países de Medio Oriente, algunas regiones de países europeos y del sureste asiático, como parece sucede también en Chile, Uruguay y Rusia.

En Colombia es común entre padres e hijos, abuelos y nietos y así. Por eso es tan difícil para mí ese besito con quienes no lo son. Una vez, vaya y venga, ¿pero a cada rato? Que hola, muacs; que chao, muacs; que tiempo sin vernos, muacs. Y esa sensación de barbas en contacto es, no sé, áspera. Una vez unas argentinas me dijeron que yo era un machista por pensar así, luego les expliqué lo que aquí les cuento. “¿Y entonces cómo saludás a tus amigos?”. Nos saludamos, respondí, de la forma más manizaleña: decimos “entonces qué” y levantamos las cejas. Es todo, sin contacto. Para ellas ya no soy machista, sólo un hermitaño del saludo.

De todos modos me he hecho a la idea y trato de seguir la costumbre. No quisiera ser descortés, porque de entrada el beso ya es una muestra de confianza. Como pasó con esos políticos árabes del noticiero, que parecía que se iban a matar, pero firmaron un acuerdo que los hizo amigos. Y lo sellaron con un besito, claro.

4 comentarios:

  1. A los grngos que conozco tambien les costo adaptarse :) Ahora mi marido, que es britanico, besa a todo el mundo! jaja!
    "Una vez, vaya y venga" nosotros decimos "vaya y pase", que gracioso, no?

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  2. @Ana O'Reilly Los dichos se parecen, "vaya y venga", "vaya y pase", je . Lo importante es que se entienda.

    El esposo colombiano de una amiga argentina tuvo un problema como el de tu marido, solamente que la familia de ella entendió que no se acostumbra lo de los besos. Así que cuando se reúne la familia argentina con el colombiano, no lo besan aquellos con los que tiene más confianza y saben cómo es la cosa, sino todos los desconocidos que llegan desprevenidos a saludar.

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  3. Recuerdo tu reacción en la entrada del hotel en Mar del Plata cuando aquel argentino cuyo nombre nunca supe se despidió... Me pareció un tanto agresiva esa reacción, pero ahora que leo la explicación suaviza aquella impresión. Yo saludo de beso a hombres todo el tiempo, a los amigos, familia y algún extrajero con esas costumbres. Me acostumbré porque pasé viviendo y viajando en esos países besucones. Es decir, creo que como muchas cosas es cuestión de costumbre... Pero por la dudas, estás también en la tierra en la que el psicoanálisis es parte de la canasta básica jejeje.

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  4. @É.L. Menjívar Sí, es una costumbre, un asunto cultural, por eso trato. De todos modos me cuesta, porque vengo de otro extremo donde, como ves, tenemos muy poco contacto físico incluso entre las personas más cercanas. Huraños del saludo. ¡Gracias por leer el blog!

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